Es un sistema lento y no permite utilizar el teléfono mientras se está conectado a Internet, ya que es el módem el que está ocupando la línea telefónica llamando al servidor de Internet.
Los módems actuales telefónicos tienen una velocidad de transferencia máxima de 56 Kbps, aunque debido a la saturación de la línea telefónica o a la capacidad limitada del proveedor del servicio casi nunca se alcanza esa velocidad.
Una de las ventajas de este tipo de conexión es que, prácticamente, las líneas telefónicas llegan a casi todas partes. Además al utilizar una infraestructura que ya existía, antes de ser usada para la conexión a Internet, es más barata que otros nuevos sistemas de conexión que tienen que crear toda su infraestructura partiendo de cero.
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